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12 de marzo de 2019

"Que espere nomás nuestra pileta, papá".



Si bien la autocalificación nunca ha sido mi estilo, en este caso en particular puedo afirmar que soy una persona frontal que pocas veces tiene miedo, retrocede o calla, ante lo que considera injusto. No sé si los sin techos o dirigentes utilizan a personas necesitadas de un nuevo amanecer, pero lo que sí puedo asegurar es que el llanto de la niña luego de haber observado que se quemaron sus muñecas, el camioncito de sus hermanitos, el nebulizador de su otro hermanito asmático, por parte de hombres uniformados que no contentos con ese golpe sicológico significativo, quemaron todas las ropas de los niños, me llegó a lo más profundo de mi ser. Con lágrimas en los ojos de ambos, tanto de la mamá como en los míos, la misma me contaba que es de Concepción y todo lo que había pasado con sus hijos en brazos, en el desalojo. No pude contener una sola lágrima, en una mezcla de sentimientos encontrados, de repudio y odio a la corrupción y al amor inmisericorde a la plata.

Igualmente puedo acreditar un sentimiento de impotencia por la brutal acción policial y las lágrimas de una niña debajo de una rudimentaria carpa donde el frío y la lluvia condicionaban a su tristeza, ínterin en que la tormenta y el frío le iban generando temblores - porque la misma estaba totalmente desabrigada - ya que sus ropitas igualmente fueron quemadas.

Estaba ahorrando durante varios meses una suma de 25.000.000 millones de guaraníes. Porque mis hijas me pidieron poder hacer una pileta en mi casa, como la niña tiene la misma edad de mi hija Fiorella se acerca mi hija con el teléfono en mano y me dice; "Mira papá, como llora la nena", igualmente golpeada por esta situación. Luego viene la más grande Lujancita de 12 años y me manifiesta: "¿Por qué no le compras un terreno y le hacemos para su casa?, la pileta puede esperar".

Así fue; como el orgullo, la emoción y el amor a mis hijas generó un abrazo emotivo donde me di cuenta - con respecto a Enrique Vargas Peña y a Mabel Rehnfeldt - que no conozco el sentimiento del odio que no sea por actos de corrupción.

Si en algo les agravié, no deseo continuar una tonta guerra mediática, porque mi trabajo, mi compromiso, no puede ser desatendido por semejante torpeza. En 15 días esta familia tendrá su casa propia, donde debo agradecer al Arq. Orué y a otras personas, que me donarán materiales de construcción para poder edificar a esta numerosa familia, sin perjuicio de que estamos solicitando varias compras de tierra, a fin de poder solucionar el problema de manera estructural, por lo menos en la mayoría de los casos.

Para los que me defendieron, muchísimas gracias, para los que me agraviaron sin conocerme estimo que solo necesitan saber por qué tanta gente - que me conoce bien - me defiende con tanta vehemencia, solo ahí podrán saber que hay más virtudes que desaciertos.

¡Muchísimas gracias!

• Fotos(+).



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